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domingo, 7 de julio de 2013

Minutero de Amor.

















Siempre hay una caricia que trae el viento,
una carta de amor sin caducidad,
que tantas veces muere,

como el reloj de arena de mi tiempo.

Éste si, éste quizás,
ésta lágrima que deambula por los arrabales de mi soledad,
que no entiende de corazones mutilados,
y ésta orquesta que me acompaña
tocando día a día,
el son de la despedida.

Éste seguir muriendo cada día
en la orilla del amor.

Quejido amargo,

corazón de sentimiento,
late, late, sigue latiendo,
si ella no existe, la invento,
para, para el tiempo
que de su boca salga un te quiero,
aunque dure solo ese momento.

2 comentarios:

Joaquín Galán dijo...

"Éste seguir muriendo cada día
en la orilla del amor"
Precioso poema César, sobre todo ese final. Sublime.

Un abrazo, amigo.

Duende Verde dijo...

Un honor viniendo de tan gran poeta!!
Un fuerte abrazo!